Índice> Módulo I> El arte y tú> Lo transgresivo y lo asertivo en el arte
El arte y tú
Lo transgresivo y lo asertivo en el arte
Seguramente has escuchado la expresión “romper reglas”. Se dice con un sentido libertario, conlleva la necesidad de transformar y permite asomarse a un futuro posible. Es el ábrete sésamo del cambio. Hombres y mujeres de todos los tiempos y latitudes han roto las reglas para transformar la filosofía, las ciencias, los modos de organización social, las creencias, los idiomas y todo ese conjunto de ideas y acciones que llamamos vida cotidiana. No nos hemos olvidado del arte, al contrario, estamos entrando a otra de sus dimensiones características: la transgresión. Sucede que a lo largo de la historia, el arte ha sido portador de la ruptura. Una verdad tan cierta como que ahora estás leyendo estas líneas, es que el arte ha participado en todos los cambios de la humanidad. En este sentido, es importante señalar que las expresiones artísticas no son intrascendentes como a veces se sugiere. Hay que contar al arte y los artistas en la primera fila de las transformaciones históricas. ¿Y el arte se transforma? ¡Por supuesto! Se transforma, reinventa, modifica, renueva, transfigura, rehace… Es un transgresor activo. De hecho, desconfiemos de las obras que permanecen quietas, repitiéndose a sí mismas. Así como los niños rompen las reglas de un juego para descubrir nuevas posibilidades, los artistas transgreden las “normas” de sus respectivas disciplinas para dinamizarlas. En el arte, como en los juegos infantiles, las rupturas y las transgresiones son esenciales, y esto se ha dado en todas las sociedades que conforman la cultura humana. En el arte no cabe gritar: “¡Que nadie se mueva!” Hoy mismo, ahora mismo, en este preciso momento, se está moviendo. En otras palabras, hay transgresión. Si nos asomamos al mundo encontraremos a Piero Manzini ofreciendo como propuesta mierda de artista envasada; o toparemos con John Cage dirigiendo su obra Organ/aslsp, cuya ejecución empezó el 5 de septiembre de 2001 y terminará el 5 de septiembre de 2640 (sí, leíste bien: 2640).2 Como te das cuenta, el arte actual rompe (también podríamos haber escrito cuestiona o critica) el concepto de arte para el culto y la contemplación, oponiéndole obras que dan lugar a la provocación, al impacto inmediato. Frente a ellas se siente un golpe, un aturdimiento que deja a la razón fuera de combate. No es raro que incluso los espectadores más abiertos rechacen en un principio las tendencias más recientes. ¿Esto significa que no podemos relacionarnos con el arte o el artista? ¿No hemos hablado del arte como comunicación? Existe una salida: así como el arte es transgresivo, es también asertivo, es decir, tiene la propiedad de conectar lo físico con lo emocional. Esta situación es muy clara en el cine, la danza y la música: el ejecutante (actriz/actor, bailarina/bailarín, intérprete) deviene un medio físico que expresa emociones. Distintos ritmos, distintas flexiones, distintos estados de tensión muscular y distintas formas de habitar el espacio operan sobre el espectador. ¿No es cierto que acompañamos al ejecutante en su respiración, dinámica y apropiación del entorno? ¿No es cierto que entramos en la atmósfera que crea? Gracias a la asertividad de su participación nos convertimos en su eco. Se diría que ejecutante y espectador se encuentran en un puente trazado por sus emociones que, aunque intangible, es sólido.
|
||
ACTIVIDADES SUGERIDAS
|
||