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1.1 ¿Qué es y para qué sirve la literatura?
1.1.2 En busca de la especificidad literaria
El surgimiento institucional de la crítica y de los estudios literarios en la Europa de fines del siglo XIX planteó la necesidad de reflexionar sobre la especificidad de la literatura e intentar establecer su carácter distintivo. Es decir, se buscó definir los elementos que hacen que un texto pueda reconocerse como literario frente a otros textos que no podrían ser considerados de esa manera. Las primeras tentativas de la teoría moderna (siglo XX) asumieron que el rasgo distintivo de la literatura se encontraba en un determinado uso y organización del lenguaje. Para el formalismo ruso —que planteó algunas de las grandes líneas de debate sobre el tema—, la característica principal de los textos literarios es su alejamiento y su distorsión del lenguaje práctico, lo cual obliga al lector u oyente a prestar atención a las palabras y a la construcción artística de la obra, mediante lo cual se transforma su percepción habitual del mundo y del lenguaje mismo. Algunas características del lenguaje literario se establecieron por contraste con el lenguaje habitual en los siguientes aspectos: Al describir los factores que forman parte del circuito de la comunicación, Roman Jakobson postuló la existencia de una "función poética" en la que el lenguaje aparece orientado hacia sí mismo. En virtud de esta función, la obra llama la atención sobre sus propios procedimientos de composición, así como sobre el lenguaje empleado, como manera de separar el texto de otros contextos (situación histórica y social, además de otras cuestiones prácticas relativas a su producción y su lectura) para situarlo en un contexto de textos y de procedimientos literarios, esto es, de la tradición literaria. Y es que todo texto literario se crea en referencia y en oposición a algún modelo específico que proporcionan otras obras de la tradición. En este sentido, las obras literarias se conforman a partir de estructuras convencionales, que son las formas literarias preexistentes, de manera que el significado de una obra está determinado, en gran medida, por ese contexto literario en el que se inscribe.Para ejemplificar la distorsión del lenguaje práctico y el oscurecimiento de la forma que algunos textos poéticos expresan y a la que se refieren los autores formalistas, podemos citar la segunda estrofa de la "Fábula de Polifemo y Galatea", del poeta barroco Luis de Góngora: Guarnición tosca de este escollo duro Para que esta estrofa pueda resultarle inteligible al lector que se enfrenta con una formulación compleja, densa y extraña, tiene que releer el texto y considerar todos los factores formales que, interrelacionados, producen efectos de sentido e inciden en la significación total del poema. En este fragmento es fácil observar que el poeta introduce tanto desviaciones fónicas, propias del género poético, como lo son el ritmo y la métrica, como sintácticas a través del uso del hipérbaton, figura que supone la alteración del orden habitual que seguirían los elementos de un enunciado en una lengua dada. Así, el poema dice "Guarnición tosca de este escollo duro/ troncos robustos son [...]", cuando el orden sintáctico convencional supondría una estructura más apegada a la siguiente: troncos robustos son guarnición tosca de este escollo. Tras los esfuerzos correspondientes, el lector podrá descubrir que en esta estrofa se describe una caverna que tiene una gran peña frente a su entrada, delante de la cual hay unos árboles cuyas ramas enmarañadas impiden el paso de la luz y del aire. Se debe tener presente que en este texto lo que menos importa es si la gruta descrita tiene una existencia más allá del poema, ya que lo verdaderamente relevante es la selección de las palabras, su combinación y su disposición en una estructura determinada. Esa construcción, compleja y oscura, obliga al lector a poner atención particular tanto al lenguaje empleado como a los procedimientos de composición que se utilizan, lo cual le brinda una experiencia que rebasa, con mucho, la mera información que aparentemente el texto expresa. Como ha señalado el crítico Dámaso Alonso,9 en la descripción del paisaje lóbrego de este fragmento de Góngora, a través del cual se revela una naturaleza áspera, deforme y amenazante, el poeta logró que los elementos expresivos cobraran un valor extraordinario. Los últimos cuatro versos del fragmento ofrecen una imagen que transmite una densa atmósfera en la que el concepto de oscuridad se vincula a la tristeza, lo lóbrego y el mal augurio. La reiteración del concepto de oscuridad, mediante el uso de cuatro adjetivos que forman parte de un mismo campo semántico: "oscuro", "negra", "nocturnos" y "caliginoso" (cultismo latinizante que significa "nebuloso"), despliega múltiples connotaciones que despiertan en el lector una amplia gama de sensaciones y emociones asociadas a lo monstruoso e inquietante. |
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ACTIVIDADES
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