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Tema 1. La Existencia.
1.1 ¿Cuál es la especifidad de la existencia humana frente a otros modos de existencia?

Hay una cuestión muy importante respecto a la existencia que no se ha mencionado todavía, y es la manera en que existe el ser humano. El hecho de que prediquemos ciertas propiedades o características sobre alguna cosa depende, en gran medida, de que podamos percibir y comprender esas propiedades. En otros términos, porque existe el ser humano es que las cosas llamadas piedras, árboles, números, nubes o planetas tienen un sentido.

Con esto no queremos decir que la existencia de estas cosas dependa de nuestra existencia. Por ejemplo, la electrólisis no es un producto humano; si, por ejemplo, los seres humanos dejaran de existir, la electrólisis seguiría aconteciendo como un fenómeno físico.2 Consideremos también lo siguiente: las bacterias han existido desde mucho tiempo antes de que el ser humano apareciera sobre la Tierra, pero fue recientemente, hace poco más de dos siglos, que descubrimos que éstas existían en el aire, el agua y los alimentos.

Por ello, algunos filósofos, como Karl R. Popper, han distinguido así diferentes ámbitos de existencia:3

Según esto, la existencia de las rocas o de las bacterias es distinta a la de las obras artísticas y las novelas de ciencia-ficción. Aunque las rocas no sean producto de mi mente ni las haya yo fabricado tienen para mí una significación. Esto nos lleva a una tesis muy importante: el ser humano existe comprendiendo e interpretando al mundo, a los demás y a sí mismo. Un perro, por ejemplo, no puede preguntarse si vale la pena vivir, si logrará ser feliz algún día o si actúa correctamente cuando le ladra a un extraño. En cambio, el hombre “existe” propiamente pues tiene un sentido de su propio existir.4

A ello se ha referido Martin Heidegger con la tesis de que la esencia del hombre radica en su existencia. La existencia humana tiene la peculiaridad de que, a diferencia de otras cosas del mundo, su existir tiene una significación para ella misma, es decir, es objeto de su comprensión. El árbol no se comprende como árbol ni el perro como perro, pero yo sí me comprendo a mí mismo como existiendo de tal o cual manera. Esta idea la planteó también el filósofo francés René Descartes en el siglo XVII: el sentido de mi existencia se hace evidente por mi capacidad de pensar, porque soy un ser autoconsciente la existencia adquiere para mí una significación peculiar.

Así, el pensamiento es lo que permite a los seres humanos percibirnos a nosotros mismos. Éste es el primer rasgo de lo mental, la conciencia; sin duda cuando tú estás leyendo estas líneas eres tan consciente de que lo estás haciendo como yo cuando las escribí. ¿Cómo puede un organismo físicotener conciencia de sí mismo? Y no sólo eso: también tenemos conciencia de cosas distintas a nosotros. De esta manera, la conciencia es el rasgo característico de la existencia humana; sin ella no habría lenguaje, amor, odio, deseos, acciones.

Otro de los aspectos fundamentales que caracterizan a la existencia humana es la intencionalidad. Con esta palabra, los filósofos y los psicólogos quieren señalar algo muy simple: todos nuestros pensamientos son en un sentido básico intencionales, así como también nuestros deseos, creencias, esperanzas, temores u odios. Para decirlo en términos sencillos: la intencionalidad se refiere al hecho de que nuestra mente pueda referirse a cosas que se encuentran fuera de ella. Por ejemplo, cuando amamos, amamos algo: amo a mi novia, a mi familia, incluso a mí mismo. Es gracias a la intencionalidad que tenemos la capacidad de actuar de acuerdo con nuestros deseos, temores o anhelos; gracias a la intencionalidad podemos dirigir nuestras acciones para realizar los fines que nos hemos propuesto.

Esta característica nos lleva a otro problema: el de cómo se constituye la existencia humana, la cual se define por ser subjetiva. ¿Qué queremos decir con esto? Pensemos en la siguiente situación: estoy reparando una puerta y al momento de que intento colocar un clavo me golpeo en el dedo pulgar con el martillo. El dolor que sigue al golpe suele ser intenso, pero se trata de un dolor que únicamente puedo sentir yo, de hecho si pudiera golpearte con el martillo en tu pulgar nunca podría sentir el dolor que tú sentirías. De la misma manera, la forma en que vemos el paisaje a través de una ventana u oímos música por la radio, es siempre desde el punto de vista de cada quien. Por más que me coloque en el mismo lugar en el que tú estás, nunca podré ver el paisaje o escuchar la música como tú lo haces. A esto nos referimos cuando hablamos del carácter subjetivo de la existencia humana; por “subjetivo” se entiende la manera en que experimentamos nuestra existencia y todo lo que ella implica (un modo de ser) que es siempre desde la primera persona, desde un “yo”.

Esta forma subjetiva de existencia tiene, sin embargo, efectos en el mundo objetivo: por ejemplo, si pienso en caminar y deseo hacerlo, puedo mover mis piernas y comenzar a andar. Esto quiere decir que cuando pensamos algo, eso no sólo se limita al ámbito de lo mental, sino que puede influir e intervenir en el mundo físico. Si creo que el árbol que se encuentra frente a mi casa no me permite tener una buena visión de la calle podría tomar un hacha y tirarlo; si se considera que hacen falta viviendas en el Distrito Federal, los planos urbanísticos diseñados por arquitectos e ingenieros podrían transformarse en unidades habitacionales. Pensamos, somos seres subjetivos y, no obstante, tenemos la capacidad de crear y transformar la realidad física, objetiva.

2Bhaskar, R., Filosofía y realismo científico, unam, México, 1993, p. 7.
3Popper, K., El cuerpo y la mente, Paidós, Barcelona, 1997, pp. 31-57.pp. 2-3.,
4Existencia y libertad Heidegger, M., Ser y tiempo, Trotta, Madrid, 2003, p. 67.