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Tema 1. Desde la Gran Explosión .
1.4 Grandes Velocidades
Desde 1912, en el observatorio Lowell de Flagstaff, Arizona, un espectroscopista hábil y paciente, Vesto Slipher (1875-1969), había logrado acumular suficiente luz de una galaxia espiral de la constelación de Andrómeda, midió su desplazamiento Doppler (véase el anexo A.1.1.1.) y, usando los cálculos de Fizau, determinó sus velocidades (véase el anexo A.1.1.2.). El resultado fue impactante: la nebulosa de Andrómeda se está acercando a la Tierra a una velocidad de 300 km/s.[3] Esta era la velocidad más grande jamás medida para algún objeto celeste. Para 1914, Slipher había determinado la velocidad, según la línea de observación, de 15 nebulosas espirales. Para sorpresa de todo el mundo, 13 de ellas se están alejando, algunas a casi 800 km/s, más del doble que la velocidad de aproximación de Andrómeda. Para Heber Doust Curtis (1872-1942), descubridor de las novas, y otros astrónomos, aquel era un poderoso argumento a favor del universo isla. Las velocidades de las espirales son demasiado grandes para estar ligadas gravitacionalmente a la Vía Láctea.
[3] V. M. Slipher, "La velocidad radial de la nebulosa de Andrómeda". Lowell Observatory Bulletin núm. 58,
vol. II, pp. 56-57. 1913.
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