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Evaluación de argumentos
2.1. La estructura de un argumento

La estructura de un argumento tiene que ver con la manera en la que se integran en él sus elementos. Como sabes, los argumentos están compuestos por enunciados que pueden ser premisas o conclusión. Pero esos enunciados están compuestos a su vez por términos; y tanto las premisas como la conclusión pueden tener dos o más enunciados relacionados por términos lógicos.

La lógica formal ha desarrollado finos instrumentos para el estudio de la estructura de un argumento. Para poder concentrarse en la estructura, ha empleado un lenguaje simbólico gracias al cual puede prescindir de su contenido (aquello de lo que hablan los enunciados) y apreciar la manera en la que se integran sus elementos.

Los instrumentos que ha desarrollado la lógica formal para el estudio de la estructura de los argumentos se ha centrado en un particular tipo de argumento: el argumento deductivo. Este es el único que permite determinar con completa seguridad en qué caso una conclusión se sigue necesariamente de sus premisas, lo cual constituye el tema de la validez. La validez de una estructura es atribuible exclusivamente a los razonamientos de tipo deductivo, es decir, los razonamientos cuya conclusión no va más allá de lo que sostienen sus premisas. Esta es la base de la seguridad que proporcionan, puesto que la conclusión está ya contenida en sus premisas.

Es verdad que no sólo pensamos de manera deductiva y que hay varios tipos de razonamiento, pero el que la lógica formal se haya concentrado en establecer las reglas de la validez, nos ofrece la oportunidad de contar con reglas muy precisas que nos sirven como modelo de lo que es razonar de modo confiable. El estudio de otros métodos para razonar se apoya de manera importante en los estudios que tenemos sobre la validez deductiva, aunque del resto de los métodos de razonamiento no podamos decir que nos ofrecen validez sino corrección.

La validez es una propiedad que atribuimos al argumento como un todo, no sólo a los enunciados que sean premisas ni tampoco solamente al enunciado que sea su conclusión, sino a ambos y del paso de los primeros hacia el segundo. Cuando el paso de las premisas hacia la conclusión es necesario decimos que el argumento es válido. Pero ¿cómo podemos saber que efectivamente el paso de las premisas a la conclusión es necesario? Para que lo puedas comprender con cierta prontitud, veamos un test que captura la noción intuitiva de validez; se trata de una pruebita que debe superar toda estructura argumentativa para poderle otorgar el título de válida.

El test dice lo siguiente: Si tomas por verdaderas a las premisas de un argumento y no puede ser el caso de que la conclusión sea falsa, entonces se trata de un argumento válido.

Para que puedas poner a prueba el test te proponemos las siguientes dos estructuras:

I II
A y B A o B
Por lo tanto, A Por lo tanto, A